15 de diciembre de 2017

Anton Webern

Condenado al fracaso total en un mundo sordo de ignorancia e indiferencia, inexorablemente continuó puliendo sus diamantes, sus impresionantes diamantes, de cuyas minas tenía un perfecto conocimiento.
Igor Stravinsky



Anton Webern, discípulo de Schönberg tiene un catálogo de obras no muy amplio. Sin embargo,  muchas de sus piezas tienen un enorme magnetismo difícil de encontrar en otros autores contemporáneos. Quizá por esta forma de componer tan concentrada y esmerada Webern fue el principal guía para los compositores  modernos tras las Segunda Guerra Mundial.

La cuestión es como sin una melodía ni una armonía, (ni tan siquiera una textura)  relacionada con la tradición, el compositor consigue crear espacios sonoros irrepetibles y una espacialidad nunca vista hasta ahora en la historia de la música, y  todo ello basándose en el entonces novedoso sistema dodecafónico creado por su maestro, cuyos límites son tremendamente restrictivos.


Sinfonía  op 21 (1928)

https://www.youtube.com/watch?v=XKD_tZr-ZpY&list=RDXKD_tZr-ZpY